He Decidido Amarte



He decidido amarte.

No porque eres como yo quiero que seas sino porque eres como eres.
No tienes que hacer nada que no sea que sigas siendo tú.


Sí, he decidido amarte porque me gusta quien soy yo cuando estoy contigo… no porque tú lo has pedido sino porque me es grato lo que la belleza de tu alma me hace sentir… PAZ.

He decidido amarte aun sabiendo que nuestro amor no es aprobado por muchas personas. Que tal vez nosotros los de la tercera edad, los años dorados, los ancianos, nos deberíamos olvidar de nuestros sueños, de nuestros deseos de volver a enamorarnos, y hasta de, tal vez, atrevernos a retar el estereotipo de lo que es un anciano.


He decidido amarte aunque haya aquel que diría que tal vez sería mejor sentarse en un sillón y someterme a las normas de aquellos que dicen que no nos podemos cuidar, que no podemos guiar y ciertamente que no podemos enamorarnos, o muchísimo menos amar con gran pasión.

He decidido amarte.

Y si el repruebo del mundo me ha de perseguir porque me atreví amarte entonces se puede unir a los otros espectros que han acosado mi vida. No le tengo miedo porque así como aquellos, también este caerá ante el amor que funde nuestras almas.

He decidido amarte.

El agarre del repruebo nunca será tan cierto como lo fue el de mi amiga la soledad, ni su fuerza tan desplazante como el de mi vecina la enfermedad. No podrá arroparme como lo hizo el dolor, la tristeza, y la tribulación intentando hacerme dormir abrazado a la desesperación.


Y, estos montes fueron escalados, terminados, y movidos sus tronos sobre mi vida. Todo esto he podido caminar con la cabeza el alto y seguro de lo quiero y busco en la vida. Y ahora que estas en mi vida nada ni nadie podrá pararme.


¿Quién puede amedrentar a uno que ha caminado por el valle de sombra de muerte más de una vez? 
¿Dime amada mía quién?


¿Quién puede traer temor a uno que puso bocado, ciño silla, y monto al Leviatán? 
¿Dime amada mía quién?


¿Quién puede dudar de mi compromiso cuando habiendo sido puesto sobre el lecho de muerte amarrado con cadenas y rodeado de demonios le escupí la cara a la muerte, las cadenas fueron rotas y hasta el mismo Lucifer brinco en espanto al ver cómo me aferre a la vida confiando en que aquel que comenzó la obra en mi ciertamente la terminaría?
 ¿Dime amada mía quién?


¡Sí! 
¡Que venga el terremoto y que se sacudan los cimientos del mundo!
¡Que venga la tormenta iracunda!


¡Que grite el universo si así lo prefiere!
 Porque así como respiro, así como lloro, así como hasta he llegado a retar los cielos, te juro solemnemente que mi amor por ti está profundamente fundido en las partes más íntimos de mi corazón y no podrá existir nada ni nadie que me separe de ti.


Sí, he decidido amarte porque las nieves del tiempo que hoy engalanan mi sien anuncian que hasta aquí he llegado y que todavía queda tiempo para crecer, para entender, para ser feliz, y para amar.

Autor:Miguel Serrano-Arreche

Comentarios

Visitas